domingo, 22 de julio de 2012

Donde habita San Antonio....


De pequeño siempre iba a misa pero como no encontré mi parlamento en la iglesia empecé a buscar a Dios en la taberna. Recorro las calles flacas  y me situó delante del templo donde habita San Antonio.  Yo siempre le he tenido devoción a los santos sin embargo no me pasa lo mismo con la virgen. Ahora es todo más nuevo pero me recuerda a los bosques de cemento, al corazón de las ciudades. La sombra es más grande y sin querer miro la cicatriz de mi rodilla derecha. Soy muy consciente de que me acompañara toda la vida.

Entró como quien se busca en su engaño. Recuerdo el sermón de la montaña y aquel cura digno, muy alejado de los perros viejos del escaño clerical. Siempre intentaron buscar la comunión entre una belleza pura y una inexistente verdad. En algún diario leí que arriendan sus bancos, que alquilan su palabra y que adornan al cariño. Bodas, bautizos, sobres, caspa y cementerio. Son palabras que no caben en un verso. No en el mío.

Fuera todo parece distinto, una habitación ventilada, el anticipo de un suspiro,  la invitación a la calma, la dureza del pasado. Yo soy de los que portan santos, de aquellos que defienden el alma de los pueblos pero no me busquen, no me verán robar en un cepillo, tampoco echar una moneda.


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