miércoles, 14 de mayo de 2014

La excusa que un poeta inventó por ti

Mañana puede que sea demasiado tarde
para tomarnos un café con la derrota,
también puede que la paz de tu pecho
ponga a tu boca contra el olvido
y que  la infancia huya del frío
para encontrarte en una muerte perfecta.

Puede que mañana, como hombre,
domestique mi tristeza en unas medias,
que la eternidad de todos mis instantes
se disfrace de tu sonrisa insobornable
y que la fragilidad de la luna sea la víspera
de la excusa que un poeta inventó por ti.

Mañana puede que el mundo
sea solo la esquina de una costilla,
también puede que yo, mientras te amo,
prefiera tu adiós antes que la pérdida 
y que el corazón llegue tarde a su cita
mientras el recuerdo toma fila en su trinchera.

Puede que mañana no exista la distancia
que separa a tu dentadura de mi costado,
que la luz fúnebre que habita en tu sonrisa
se derrame por las calles del paraíso
y que la noche que  te ahoga en sus pupilas
se derrita, gota a gota, sobre mi soledad.  

Mañana puede que la lluvia
empape de tristeza el marco de mi ventana,
puede que mañana tu mirada perfecta
sea el precipicio gratuito de una vida
pero hoy, por favor, quédate conmigo,

el mañana es solo un bostezo sin ti.