martes, 12 de julio de 2011

11-7-11

Cuando entro por estas puertas

las paredes parecen cascadas,

y el estar rodeado de gente

solo confirma mi soledad,

Lucho durante todo un periodo

largo, telonero del cansancio,

pero que deseo con toda mi fuerza,

y no como este otro donde cada día

mi hambre de cultura es mayor

pero sin embargo, no puedo saciarlo.

Me crea nostalgia, y lo confieso,

el no poder perderme en un cuadro,

en una pieza de música o de fruta,

en una noche, en una luna,

en un origen, raíz de mi tierra,

cóncava o convexa, buscando

un verso desnudo e indefinido

en nuestra larga y muriente vida.

Siento en este momento odioso

como habita en mi pluma

el perfume de las musas

que habitan la mediocridad,

una musa triste y vagabunda,

como son las musas que visten

los sueños de la pasión

destruidos por la realidad.

No culpo a nadie de ello,

pero tampoco salvo,

y por mucho que lo intento al día

no comprendo las tesis y teorías

de ser quien yo quiero,

pues se resume para mí

la esencia de la palabra alegría,

en la estructura de una lágrima.

Al final de este difícil poema,

de esta inexistente lira,

solo ensucio papeles de tinta

apoyando mi cabeza sobre el hombro

de una copa de melancolía.