Es muy tarde ya y es una de esas horas donde uno tiene ganas
de llorar pero NO DE RENDIRSE. Como muchos universitarios yo también soy de una
familia humilde. Mi padre es pescador y mi madre ama de casa, tengo un hermano
en 3º de ESO y una cabeza llena de ilusiones e ideas. Uno con el paso del
tiempo se da cuenta de que esta en tercero de carrera y que cada vez tiene que
pulir de una forma más exacta su camino. Mi sueño cuando entre en ADE era
demostrar que hay una manera diferente de hacer las cosas, que no siempre tiene
que ganar el capital, que no existe un mundo de negocios y otro sostenible, que
al final todos buscamos ser felices y que no siempre la felicidad esta en
destruir nuestro planeta, que si alguna vez nos paráramos a contar sonrisas nos
daríamos cuenta de que sonreímos bastante poco. Yo no podré pagarme un Máster
de 3.000 euros y por supuesto no pienso dejar que mis padres lo hagan. Esta
realidad es la de muchos estudiantes pero no quiero ponerme triste, esta noche
me apetece llorar de alegría, llorar de ilusión y de orgullo. Orgullo de tener
una familia humilde que creyeron en su hijo, de unos amigos que a pesar de los
insultos siguen defendiendo a través del arte y la política sus ideas. Quiero
llorar de alegría porque más que nunca me acuerdo de mi bisabuelo, de mi abuelo
y de un tío mío que no lo era y estarían orgullosos de mí, que hoy este aquí es
el resultado de muchos años de luchar en silencio, de luchar por lo que
realmente merece la pena vivir. Y sí, tengo una ilusión enorme. La ilusión de
saber que no conseguirán que me caiga, ni que me calle. Al final tener una
oportunidad es lo mínimo que merecemos por ser sencillamente hombres y mujeres.
La libertad es algo por lo que realmente merece la pena vivir y créanme será la
senda que desemboque en mi futuro. Espero no llegar solo a este futuro, de
hecho, sé que no lo haré. Hay muchas personas que por suerte piensan como yo
pero no las suficientes. También sé que muchos se reirán de estas palabras, que
pensaran que el campo alguien lo tiene que trabajar y que la educación no es un
dulce para la boca del asno. Muchos de los que lean esto dirán YO NO SOY ESE
pero luego se irán a casa y no harán nada, se refugiara en ese salvaconciencias de
palabras que nos pregunta ¿Qué puedo hacer yo? y seguirán el curso de su carrera. A esos les
diré que tienen en sus manos un arma envidiable; “la libertad de la palabra”.
Puede sonar a chiste pero no hace mucho por utilizar la libertad te cosían a
palos. Muchos no tendremos la libertad de elegir nuestro futuro pero todavía
nos queda la palabra y juntos somos mucho más libres que ellos.
Simon tus palabras me ha hecho llorar de emicion y tristeza yo nunca pude estudiar,te animo a que sigas adelante en tus estudios y no te rindas nunca, por mucho desanimo que te entre, lo que aprendemos ira con nosotros a cualquier parte del mundo que la vida nos lleve,nos podrán arrebatar lo material pero el conocimiento no,que a fin de cuentas es el único valor real que tenemos,un abrazo y sigue adelante.
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