viernes, 13 de enero de 2012

LO TRISTE DE LA SOLEDAD


No acostumbro a poner dirección
a la soledad de mis cartas,
ella se guía sola,

viste de carne a los sueños,
huye de nuestra tortura,
siente miedo de la voz de los besos.

Yo no acepto ponerle sentido a mi vida,
no llevo reloj aunque entre clavijas poso,
me detengo en el tiempo para mirar
que sienten las lágrimas en los ojos.

No dimito a mirarme cada mañana
en la sombra de mi espejo,
siempre compuesta por la misma partitura,
triste banda sonora del silencio.

Tampoco pongo una medalla
a la experiencia del olvido,
todos sabemos que no existe.

Letras perdidas toman café en mis tardes,
no paseo libre entre asientos contables
ni entre partidas que muestran
el acorde de una balada de muerte.

Estudiar a disgusto para vivir a gusto,
¿Se lo han planteado?
Yo también.

No soy abogado de la cifra
que sacrifica la dignidad del hombre,

si preso de la tumba de mis ideas.

He visto morir a hombres anclados
en el signo de un por ciento,
los he visto frente con frente,
lágrima con lágrima,

siempre en distintas direcciones.

La experiencia no es recomendable,
nunca.

La lección sin embargo
para todos los públicos.

Echar de menos la honradez
y de más el peso del talonario
te recuerda que no eres poeta
para vivir en autopistas de no cuerdos.

Yo quería hablaros
de la estructura de la felicidad,

pero ya ven, esta tarde,
son mis fantasmas quien escriben,

los mismo que juzgan a la verdad.

1 comentario:

  1. MUY BUENO AMIGO ,ME ENCANTAN LOS POEMAS ESOS QUE SON DEL PUEBLO Y FACILES DE ENTENDER .

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