
Es difícil mirarse
en la ciudad de los espejos,
lo sé.
Es difícil ver como la razón
dice no, no y otra vez no
y el corazón ya veremos.
Es difícil mirarte y pensar
que esto no será para siempre.
Ya te tengo y me canso de tenerte,
pero afirmo que no encuentro
la manera de vivir sin ti.
Si las horas no existieran
y las nieve se quedara blanca
cada que me preguntas que haces,
supongo que te diría te quiero,
miento muy mal, lo sabes,
por eso te lo digo sin rodeos:
estoy contigo por el sexo.
Ser sátiro es muy duro,
casi tanto como astronauta,
tanto como Dios,
pero si además juegas
a ser Bécquer, es tan duro
como guardar la firmeza
dentro de una esponja.
Sé que crees que soy fiel,
pero creo que crees bastante mal.
Me acuesto contigo,
deshojo la calma de tu cuerpo
con mis dientes,
paseo mi lengua por tus espaldas,
llego a tu cuello, me pierdo en él,
como si fuera mi última parada.
Deshacer mi tranquilidad
mientras bajo por tu pecho
es un acierto peligroso,
podemos acabar desnudos.
Y ya sabes lo que pasa,
aunque siempre pasa algo distinto.
Un día prometo darte una sorpresa,
te pondré otra cara, susurrare otro nombre,
entonces tú te levantaras,
te enfadaras y gritaras “ vete de mi cama”,
yo diré mientras rio;
-Ha sido el polvo más original de nuestras vidas-.
Al final y sin querer ni quererte
reconozco que no puedo vivir
sin ti, o quizás contigo, no lo sé,
me siento huerfanito de recuerdos,
estoy como si me faltara algo,
como si me faltara un verso,
algo así tan fácil y complejo
como encontrarme en una foto.
Ya lo dijo Ángel González,
la poesía es como un orgasmo,
mancha la tinta tanto como el semen.
A caso soy yo alguien para cuestionarlo,
por eso no puedo alejarme de ti,
porque cada vez que estoy contigo
clavo un latido en el corazón de la piedra.
Hacer de la sonrisa un juego
es mi especialidad,
por eso despistas al sueño conmigo,
en una cama tan pequeña
no pueden dormir tantos conocidos,
son leyes de las matemáticas.
Pero lo que hoy quería decirte
es que mi sonrisa
nace donde empieza la tuya,
también que la tuya termina
donde empieza mi noche.
Entre agujas me despido,
diciendo lo que callo,
gritando lo que siento,
susurrando lo que oculto,
escribiéndote ,
en el confesionario de la nostalgia,
que te quiero.
Algunas cuestiones:
ResponderEliminarSobre el verso de Ángel González escribí mi poema Flipper.
Respecto de tu falta de fidelidad: imperdonable.
El poema es catártico, seguramente.
Ya vi que Simón eres tú, el dueño del blog.
Saluditos.
tio!!... o-o
ResponderEliminarhermosisimo, gracias
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