
Sin duda fue único. Un lleno espectacular alrededor de la poesía, un abrazo al arte y un grito en las baldosas, un sueño que ayer se hizo realidad. Gran culpa de ello tienen Antonio Parra Sanz y Francisco Marín Pérez, amantes de toda locura, dos músicos que no entienden de notas pero que serían capaces de poner música al Quijote. Y todos vosotros y vosotras, no tengo versos ni palabras para deciros todo lo que siento. Entre aquel escenario y vuestras pupilas había el espacio exacto para que la felicidad empapara la sala.
El Escenario es un lugar imprescindible que ayer se hizo único, gracias a todo su equipo, ayer, todos, convertisteis a un chico de 22 años en el niño, porque me niego a crecer, más feliz del mundo.
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