Pues por fin ha llegado ese día en el que uno retoma todo lo
escrito durante todo este tiempo y lo observa, lo mira y llega a la conclusión
de que es hora de retomarlo, por el bien de la poesía. Y he vivido de todo pero lo mejor de ese todo
ha sido enfrentarme a un público de chicos y chicas de la ESO. Inquietos, con
todo por descubrir y guardando en ellos todo el misterio del futuro. Es increíble
ver como sus caras pasan de un “me importa un pito la poesía” a ir dando lo mejor de su atención cuando
descubren que hay poesía más allá de la generaciones estudiadas en los libros.
Que queréis que os diga pero estos granujas, poetas todos,
me han robado el mejor verso de mi corazón.
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