
Vienen sobre la brisa
lagrimas de una esquela,
rastrojos vestidos en espinas,
vida que flota en vida,
vida de la fuente que se seca.
Los gorriones gimen ahogados
por el canto que ya no vuela,
mudo quedo el grito del sueño,
mudo, tan callado,
puñal vivo en mi pecho,
oro que lo aprieta.
¿ Dónde quedó la voz encendida
por la verdad que os eleva?
¿Quién presume de jinete
sin por enemigo al caballo lleva?
Cayeron como hojas de otoño
gorriones sobre la hoguera,
dormidos parecen, almohada,
suspiro pleno y desnudo
que vaga sobre la arena.
Dormidos parecen,
como caídos los velan,
ráfagas de sus mentiras,
hoy venganza de una sombra
mañana juez de su condena.
Saltan de alegría,
escarpias que a la sonrisa
perfuman con aire de madera;
Alzad la voz granos del carmín
en la libertad y su guerra,
que un cantar morir no puede,
si por esperanza lleva al pueblo
y por muerte su siembra.