miércoles, 29 de enero de 2014

I Presentación de Si los coches hablaran: El Escenario (San Diego 17, Cartagena)

Cuando todavía están en la piel los restos de las decenas de sonrisas que ayer acompañaron a un servidor y la resaca literaria sigue envuelta en la magia que ofrece el cariño de la gente, uno apenas puede analizar con claridad lo que paso ayer. 

Sin duda fue único. Un lleno espectacular alrededor de la poesía, un abrazo al arte y un grito en las baldosas, un sueño que ayer se hizo realidad. Gran culpa de ello tienen Antonio Parra Sanz y Francisco Marín Pérez, amantes de toda locura, dos músicos que no entienden de notas pero que serían capaces de poner música al Quijote. Y todos vosotros y vosotras, no tengo versos ni palabras para deciros todo lo que siento. Entre aquel escenario y vuestras pupilas había el espacio exacto para que la felicidad empapara la sala. 

El Escenario es un lugar imprescindible que ayer se hizo único, gracias a todo su equipo, ayer, todos, convertisteis a un chico de 22 años en el niño, porque me niego a crecer, más feliz del mundo.





miércoles, 22 de enero de 2014

Presentación de Si los coches hablaran en Cartagena (El Escenario, C/ San Diego 17)

“Es cierto que la vida de un poeta se agarra a las letras de sus versos. Es cierto, también, de que en ese instante el corazón se te para y deja de ser tuyo para convertirse en un lugar público. Pero no es cierto que alguna vez me hayas visto desnudo, no como el amor se merece”.

Estas letras las escribí hace tiempo y créanme, el tiempo no ha borrado el color de su estampa.  Cuando queda menos de una semana para presentar “Si los coches hablaran” en  El Escenario 17 (San Diego 17) la cabeza huye de todo, como la noche del primer rayo, y se queda en ese folio tan caliente que se llama recuerdo. Son tantas las personas que pasan por la vida y dejan huella, tantas las palabras que retumban en la memoria, tantas las fotos que tardarán una vida en romperse que a veces imagino una sala con todas ellas. Son tantas las sonrisas, las copas, las lágrimas, las confesiones que a veces pienso que tengo la mejor vida del mundo.

No por eso me quejo menos, yo también soy tan miserable como todo el mundo, pero que le quiten lo “bailao” a este perseguidor de claritas del alba. Falta muy poco para volver a reunirnos en torno a un verso y no puedo dejar de pensar lo que ha cambiado mi vida desde que vine a esta ciudad, la niña que quién la tiene la deja sin barrer y quién se acuesta en su falda lo besa como al primero.


Saben, lo que pase el martes 28 va a quedar entre nosotros porque cuando unos labios se riegan con amistad y cariño quizás lo que menos importe sea la poesía, o quizás no, las palabras siempre guardan un secreto. Os espero.